¿Qué hacer con la movilidad vehicular urbana en Villavicencio?
Llegar al lugar de trabajo se ha convertido en un desafío al transitar el área urbana de Villavicencio, pues día a día sobre las vías aparecen diferentes intervenciones y/o procedimientos que, aunque necesarios, sobresalen por su improvisación, brindando toda clase de obstáculos que hay que superar.
Mantenimientos y reparaciones mal señalizadas y/o sin socialización, cierres parciales, calzadas definidas como únicas vías (que se saturan rápidamente), puentes vehiculares que rematan en la confluencia de tres o más rutas, roundpoint con salidas sin reductores de velocidad (escenarios propicios para "el matoneo" de los muleros a los vehículos pequeños), entre otros; se suman a la baja cultura ciudadana de peatones, motociclistas, conductores, policías y funcionarios públicos.
La movilidad urbana es un total caos cuando la "rapiña vial" pone en competencia a conductores y peatones; a estos se suman las motos, los automóviles, las busetas, los camiones y las tractomulas que luchan por un lugar centímetrico en la vía. Lo más desconcertante de todo esto, es el silencio de la autoridad municipal y la costumbre de la población; nadie dice o hace algo; los reclamos se trasladan a espacios locales, puntuales e individuales que insisten en la dispersión y fragmentación social.
Así, la carrera por cumplir con una cita, con la jornada laboral o con la entrega de bienes y servicios, es incierta; un día es rápida y otro día es lenta, hoy aparecen cierres no socializados y mañana reducciones de carriles con poca señalización; en fin, se entregan obras desarticuladas (acueducto, alcantarillado, vías, puentes, etc) cada una por un lado diferente o cargadas de improvisaciones.
La "Ciudad" de Villavicencio (R)evoluciona. Un espacio urbano que replica la dicotomía entre realidad y administración se transforma en un lugar complejo que soporta la mala planeación, la politiquería y la irresponsabilidad; así, la movilidad urbana es un indicador de los tantos que se pueden utilizar para representar la indiferencia y la costumbre.
Es necesario planear y re-ordenar con cultura; construir espacios incluyentes que promuevan la responsabilidad y el compromiso de la administración municipal, de la sociedad civil y de las autoridades; que se den en la oficina, en la calle, en la casa y en el barrio, y que redunden en la aplicación de instrumentos de planeación coherentes y socialmente apropiados.
Villavicencio crece y se transforma, es algo inevitable, y necesita de actitudes serias y comprometidas basadas en la educación, la participación, la planeación y la identidad colectiva. Pensar y actuar responsablemente brinda una opción válida, factible y tangible. No es necesario replicar el mal ejemplo del gobierno nacional sino fortalecer la administración municipal en asocio con la cotidianidad e idiosincrasia local.
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