La paz en Colombia y mi opinión
La paz en Colombia y mi opinión
Hace poco leía una opinión sobre el proceso de paz y sobre la actitud que tomamos aquellos que decidimos escribir al respecto; sugiriéndonos ser más proactivos, constructivos, de buena vibra, con buena actitud y demás respuestas positivas que constituyan nuestro aporte; que debemos leer y conocer antes de emitir críticas al respecto y que seamos menos escépticos a cualquier escala, argumentos que me parecen bien lo admito. Pero desconocer que el proceso ha sido desgastante e injusto, no se puede callar; es importante entender que la cuestión no es si se quiere o no la paz, sino lo que este proceso en particular está configurando (o desencadenando, si se me permite).
En mi caso, cada crítica que hago por más quejumbrosa que se lea, tiene una carga de impotencia, por ver que desde lo más cotidiano hasta lo más político se dispersa ese deseo de paz y amor. El sector salud, el sector educación, los recursos naturales, la corrupción, entre otras, pertenecen o corresponden también a un proceso de paz, simultáneo, incluyente y justo. Yo podría sentirme constructivo porque mi aporte está en orientar todas esas nuevas generaciones que llegan al aula y en imprimirles, con una lectura objetiva de la realidad (por más que la forma como escribo y las ideas que utilizó, no se lean tan positivas), el desarrollo de una capacidad crítica, de análisis y opinión; sentirme bien y quedarme en mi comodidad (egoísmo maquillado como bienestar).
Quién no quiere la paz? Creo que serían pocos los que dirían que no. En lo personal yo también la quiero, pero el punto es ir más allá de la intención; mis dudas están en lo que sucede con la justicia y equidad de todos los actores; pues la paz es más que dejar las armas, o ubicar reinsertados en zonas específicas, importante no cabe duda; la paz es vivir justamente, con un servicio institucional merecido y no mendigado.
En fin, estas diferencias de opinión de cada aquel que decide escribir, enriquece la construcción de la sociedad Colombiana; al fin de cuentas somos libres de pensar, escribir y opinar, eso también es paz, respetar lo que el otro piensa por más que a mí me incomode o me parezca molesto y este en desacuerdo.
Un saludo y un abrazo a aquellos que se fastidian con mis opiniones y también a los que están de acuerdo con ellas.
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