Una reflexión que hice en el año 2007 sobre el OT
EL
ORDENAMIENTO TERRITORIAL Y SU COMPLEJIDAD SOCIAL
JORGE ALESSANDRI ROMERO NOVOA[1]
CONTENIDO
1.
Introducción
2.
Concepto y realidad del Ordenamiento Territorial
3.
El Ordenamiento Territorial: un proyecto nacional
cuestionable
4.
La Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT): un
escenario geográfico complejo
5.
Conclusiones
6.
Bibliografía
- INTRODUCCION
Hace más de un siglo que nuestro
territorio Colombiano ha sido objeto de numerables fluctuaciones fronterizas y
jurisdiccionales, que han obedecido a directrices políticas y económicas de sus
sistemas sociales. Dichas configuraciones han dotado el espacio geográfico
nacional de territorios irregulares con soberbias manifestaciones de poder, que
relegan el objetivo principal de bienestar, justicia y equidad social con base
en la conservación del ambiente (COT, 1994) en aras de promover el desarrollo
sustentable, para colocar en su lugar distintas instrucciones legales que
relativizan la organización espacial (territorial).
Es así como en 1997 Colombia intento
reglamentar específicamente la “organización” de su desajustado territorio, a
partir de confusas intenciones teóricas generadas por diferentes actores, las
cuales han estado cargadas de tecnicismos y modelos extranjeros que colocan en
geometrías predefinidas los sectores poblados, sus economías y su “verdadero”
entorno físico, mezclando prácticas de individuos y sociedades que se
suceden en el espacio y el tiempo.
El presente escrito es un análisis
geográfico concreto, convertido en un aporte crítico al trabajo del Ordenamiento
Territorial (O.T.), en el cual se consideran algunas características de tipo
argumentativo referidas al ordenamiento y al territorio, y a su relación
con la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial (LOOT); para así
abrir las puertas a un juicio preocupado, con algunos inconformismos
conceptuales y con manifestación de diversas ideas concretas y específicas,
fundamentadas en observaciones del autor.
El objetivo perseguido en este
documento es el de permitirle al lector, repasar la (verdadera) coherencia de
la propuesta realizada por el estado en compañía de algunos teóricos de turno y
bajo la sombra del modelo económico reinante, junto con la servil actitud de
reverencia por lo foráneo. Las aportaciones que de este se generen, le
permitirán al lector cuestionar e indagar (por su cuenta) los alcances del
orden local y global logrado hasta ahora por la Legislación Nacional, además de
reflexionar la validez de un nuevo proyecto (la LOOT) que tenga en cuenta de
manera “real” y oportuna, las sociedades y sus construcciones territoriales.
- CONCEPTO
Y REALIDAD DEL ORDENAMIENTO TERRITORIAL
Las apremiantes relaciones que existen
entre el territorio y su ordenamiento, han gravitado en torno a una maraña de incontables documentos e instrumentos de planificación que
desvían la factibilidad del trabajo propuesto. Países en vía de desarrollo en
Latinoamérica como Colombia ven en dicha literatura los discursos y modelos más
pertinentes, pero también, mas subjetivizados del O.T. “…la literatura sobre O.T. se reduce a una concepción sistémica donde
se trata de aplicar una serie de postulados teóricos rígidos, plasmados en
algunas variables sintéticas…” (Bernal, 1998: 20).
Lo anterior obedece, quizás, a la
presencia de una teoría de índole señorial y una verdad con sentido comunitario
en el O.T.; es decir, existe un discreto alejamiento entre las necesidades, las
fluctuaciones, las costumbres y las tradiciones socioculturales, con los
modelos económicos y políticos que se utilizan en la interpretación y
organización espacial.
A continuación se definen algunas
acepciones teóricas que son relevantes en el ámbito económico y geográfico del O.T., cuyo objetivo radica en
realizar una apropiación práctica y pensada de las mismas; no se trata de una
simple presentación de formas conceptuales, sino por el contrario de relacionar
algunos de los trabajos y ejercicios prácticos (más relevantes) implementados
en otros países del mundo y de nuestro subcontinente latinoamericano.
Sin embargo, es pertinente dar comienzo a este aparte con una
presentación concreta del término TERRITORIO, y así poder reflexionar acerca de
la efectividad y correspondencia de las múltiples definiciones del O.T. Para
esto, se citan algunos argumentos que disciernen sus ideas con relevantes y
audaces términos que generan una sensibilidad más tangible en el ámbito
geográfico.
- Daniel
Coq Huelva (2003) comenta con gran acierto que “…Muchos son
los estudios que analizan la realidad desde una perspectiva espacial o
territorial. En algunas ocasiones ambos términos se utilizan como si de
sinónimos se tratara. No obstante, su significado es muy distinto. Para
desentrañar las diferencias entre uno y otro es preciso ver la forma en la
que han sido construidos. Para ello, es necesario revisar el modo en el
que se ha conceptualizado teóricamente la relación entre la economía y
espacio/ territorio. Estas relaciones tienen un componente epistemológico
(concepción de la ciencia) y ontológico (concepción del ser social)…”
- Eduard
Delgado (2000), comenta en su artículo Cultura, territorio y globalización que “…El territorio da cabida diariamente a nuevas aspiraciones…El
territorio es el lugar del sustento y de la calidad de vida (trabajo,
terruño, salud, coexistencia, cultura…); además de esto, es también fuente
de creatividad y fuente de referencia…”. Importante resaltar dos
cualidades que deben direccionar el ordenamiento del territorio: sustento
y calidad de vida.
- Milton
Santos (2000), dice que “…El territorio como un todo se convierte en un dato de esa armonía
forzada entre lugares y agentes allí instalados, en función de una
inteligencia mayor situada en los centros motores de la información. La
fuerza de esos núcleos proviene de su capacidad, mayor o menor, de recibir
informaciones de toda naturaleza, traerlas, clasificándolas,
valorizándolas, y jerarquizándolas antes de distribuirlas entre los mismos
puntos a su propio servicio…en niveles inferiores el fenómeno se
reproduce…”
- Ovidio
Delgado y Gustavo Montañés (1998) comentan que el “…Territorio se refiere
(Geiger, 1996) a una extensión terrestre delimitada que incluye una
relación de poder o posesión por parte de un individuo o un grupo social.
Contiene límites de soberanía, propiedad, apropiación, disciplina,
vigilancia y jurisdicción, y transmite la idea de cerramiento. El concepto
de territorio está relacionado con la idea de dominio o gestión dentro de
un espacio determinado; está ligado a la idea de poder público, estatal o
privado en todas las escalas (Correia de Andrade, 1996). Bien puede ser el
territorio de un Estado, el de los propietarios de la tierra rural o de
los conjuntos residenciales cerrados de las ciudades, o los dominios del
mercado de una empresa multinacional…”. El territorio se construye a partir de la actividad social de
agentes que operan en diversas escalas espaciales y temporales.
- Roger
Brunet (1993) define en una frase muy contundente que el “…Territorio es el espacio geográfico
con conciencia y sentimiento de su apropiación…”, un concepto al
parecer romántico y poético, pero de seguro, uno de los pocos que enseña
la huella social que le produce.
- José
Luís Coraggio (1989) entiende por territorio la usual referencia
geográfica a la superficie terrestre, con todas sus rugosidades y
especificidades, incluidos sus elementos minerales, suelos, vida vegetal y
animal, clima, topografía, etc. una idea que aunque es positivista
comparte el significado vivo de los objetos allí contenidos.
El espacio geográfico posee, entonces, cualidades físicas, bióticas,
sociales y económicas a las cuales algunos autores (con mayor sensibilidad)
agregan características que el territorio posee como: “economía y recursos ideales”, “conciencia
y sentimiento”, “gestión y poder público”, “lugar de sustento y de calidad de
vida” que son eludidas o banalizadas en muchos casos por las propuestas de
O.T. que se plantean por y para la nación.
Con base en la relación anterior, vale
la pena ahora echar un vistazo a diversas interpretaciones[2]
del O.T. presentes en el mundo y en el subcontinente latinoamericano, las
cuales se destacan por la exposición semi-integral de las características
anteriores.
- El Grupo Interinstitucional de O.T. de México (GIOT,
2000) lo describe como: “…la Estrategia de desarrollo
socioeconómico que, mediante la adecuada articulación funcional y espacial
de las políticas sectoriales, busca promover patrones sustentables de
ocupación y aprovechamiento del territorio…”
- El instituto Geográfico Militar del Perú (2000) indica que: “…es un instrumento orientador de acciones integradas, dirigidas a
lograr objetivos de desarrollo sostenible, en un espacio territorial
determinado. Lo sostenible del desarrollo se garantiza por la
consideración del tema ambiental…”
- Alberto
Mendoza Morales (1999) escribe: “…es la distribución espacial sobre el
territorio del país de las configuraciones geográficas, las comunidades
humanas, las unidades político-administrativas, y los usos del suelo,
urbanos y rurales, existentes y propuestos. Comprenden su regulación
técnica, política y jurídica…”
- El
Instituto Geográfico Agustín Codazzi (1997) indica que: “…El O.T. es una política de Estado y un instrumento de planificación,
que permite una apropiada organización político administrativa de la
Nación y la proyección espacial de las políticas de desarrollo social,
económico, ambiental y cultural de la sociedad, garantizando un nivel
de vida adecuado para la población y la conservación del ambiente…”
- Roger Brunet (1993) dice: “…El O.T. debe
entenderse conjuntamente en las dos dimensiones de acción y resultado. 1)
es la acción voluntaria y reflexiva de una colectividad acerca de su
territorio, sea este tomado: a) del nivel local, y se denomina entonces
como ordenamiento rural, ordenamiento urbano, o bien, ordenamiento
municipal; b) del nivel regional, y se trata de los grandes ordenamientos
regionales; c) del nivel nacional, y en este caso se refiere al O.T.
propiamente dicho. 2) es también el resultado de la acción de ordenar un
territorio…”.
- El Ministerio de la Región Valona, en Bélgica (1985) lo define así: “…es a la vez una disciplina científica, una técnica
administrativa y una política gubernamental, que se concibe como la
integración global de disciplinas que buscan el desarrollo equilibrado de
las regiones, bajo una concepción directriz de organización física del
espacio…”
- En la Carta Europea de Ordenación del
Territorio (CEMAT, 1983) se definió como: “…Expresión espacial de
las políticas económicas, sociales, culturales y ecológicas de toda
sociedad. Es a la vez una disciplina científica, una técnica administrativa
y una política concebida como un enfoque interdisciplinario y global cuyo
objetivo es un desarrollo equilibrado de las regiones y la organización
física del espacio, según un concepto rector…”
Ahora bien, con base en las
definiciones anteriores, se puede determinar (mediante una síntesis cuidadosa),
que en el O.T. existen con mayor y/o menor relevancia algunos ámbitos o
dimensiones de análisis del territorio, que subjetivizan y cosifican el espacio
mismo; estos son: el ámbito geográfico o natural (por ejemplo, cuenca,
subcuenca, río, ladera o piso
ecológico); el ámbito social (por ejemplo el espacio habitado por grupos o comunidades campesinas); el ámbito económico, que puede estar definido
por el área donde se efectúan
transacciones mercantiles; el ámbito político-administrativo, que se define por
los límites de una comuna,
distrito o región; el ámbito institucional o funcional, que puede estar
definido por
el área de acción de una empresa, comunidad, cooperativa, corporación o
un instituto nacional, y el ámbito productivo
(fincas, parcelas, fundos u otros).
Los planes de O.T. son
subdivididos, también, en estratégicas fases que se han orientado a instalar físicamente
las cosas, con algunos criterios de pertenencia, sobre espacios locales, pero
con criterios semi-integradores de las realidades socio-económicas y
socio-espaciales; estas perspectivas relegan a un plano muy tecnicista, y por
ende una secuencia limitada, la comprensión del entorno compuesto por múltiples
realidades, intenciones, sentimientos y construcciones sociales.
Estos ámbitos y/o fases estratégicas que
consiguen agruparse en insuficientes prácticas
administrativas, han dotado a los territorios de irregulares intereses
(o poderes) que por el contrario discrepan del objeto principal del desarrollo
territorial. Los aportes de las acciones políticas y administrativas del O.T. deben
ser considerados como estrategias efectivas que conformen unidades
operativas de gestión (DE LA BARRA
CHAVEZ, 2004) compuestas por realidades de sujetos, objetos y acciones, las
cuales se obligan a integrar localidades pensadas, con competencias desde, para y por las
territorialidades allí configuradas.
- EL
ORDENAMIENTO TERRITORIAL: UN PROYECTO NACIONAL CUESTIONABLE
No se puede descalificar de manera
inmediata los procesos generados a partir del O.T. en Colombia, sin embargo,
tampoco se puede afirmar la sensibilidad de las metodologías propuestas por la Reglamentación Territorial Nacional,
respecto de las multiculturalidades superpuestas a los entornos naturales y
económicos, las cuales – en presencia de un desarrollo sostenible, de una
renuente equidad social y tras una realidad que debe introducirse más allá de
las sugestivas intenciones para lograr el equilibrio perdido entre medio
natural y sociedad – solo son títulos impactantes pero NO significativos.
Es oportuno traer a colación una de
las afirmaciones que desde la formulación del O.T. cuestiona la validez de las
metodologías establecidas por la creciente formulación del Desarrollo Territorial: “…el
O.T. se ha manejado en el país desde hace más de 20 años…casi siempre
circunscrito al manejo y conservación de los recursos naturales. Este tipo de
ordenamiento se caracterizó por ser altamente “tecnicista” por la lectura
inadecuada de la dinámica territorial, por la dificultad en traducirse en
acciones de cambio, por el desconocimiento de la participación de la sociedad
civil y de otras organizaciones y por carecer de desarrollos legales para las
entidades territoriales…” (IGAC, 1997: 29).
El argumento anterior insiste (incluso
desde la época) en considerar la rigidez del O.T., pues su geometría
predefinida (presente en sus acciones) no permite la inclusión de dinámicas sociales y naturales,
ni de los cambios permanentes de la ciudad y el campo, consideradas como
organizaciones en permanente transformación, además de las tendencias globales
de mercados y comercios libres para cualquier lugar.
Desafortunadamente, estas metodologías
promovieron la realización de inventarios particularmente económicos que
dominan aún las representaciones del espacio. Este aparente orden logrado, no es más que la configuración de espacios
concebidos desde la lógica de instituciones inoperantes, que operan a través de
la comprensión monológica de la realidad, y de las lógicas regionales que hacen
de los lugares “Espacios Legislables” a través de diversos documentos
institucionales que buscan simplificar el espacio. "…De esta manera se produce una
visión particular normalizada
que oscurece luchas, ambigüedades y otras formas de ver, percibir e imaginar el
mundo. Mientras tanto, ella misma se autoriza como "verdad" del
espacio..." (Oslender, 2000: 196).
El instrumento se construyó desde el
reconocimiento y definición de conceptos y nociones básicas hasta la
configuración de una estructura orientadora que posibilito la inserción de los
planes de ordenación en el marco de la gestión integrada de los recursos
naturales, económicos, sociales y culturales, pero asimismo articulo estas
prácticas con la realidad política, jurídica, económica e institucional del
país, privilegiando “supuestas” acciones coherentes y fácticas que no siempre
concordaron con enfoques de equidad social, crecimiento económico y
sostenibilidad ambiental. (IDEAM, 2004).
El ordenamiento territorial, ha sido
entonces, una versión capitalista de la planificación y el desarrollo económico
sobre el territorio y sus territorialidades; los planes promovidos se convirtieron
en un compromiso político que regula con la subjetividad propia de los
gobernantes de turno, lejanos de una actitud legal prospectiva e integradora de
territorios convergentes cultural, natural y socialmente. La integralidad de
las acciones gubernamentales es ausente, y sus competencias son redundantes en
todo nivel de administración territorial, como consecuencia de la articulación supuesta
de jerarquías institucionales.
- LA LEY
ORGÁNICA DE ORDENAMIENTO TERRITORIAL (LOOT): UN ESCENARIO GEOGRÁFICO
COMPLEJO
Con la LOOT el país ha de intentar “ordenar su ordenamiento”, es decir, articular desde una perspectiva integradora y operante las entidades territoriales que
representan intereses sociales, económicos, políticos, culturales, ecológicos,
etc., lo cual, aunque es agradable, no se sustenta en la realidad.
Existen más de 80 leyes expedidas (Ospina,
2003) que tienen que ver con el asunto, las cuales han respaldado siete ensayos
legales de la LOOT y todavía no se
concluye algo interesante. La reglamentación territorial es abundante, pero
también poco armónica (Velásquez, 2006), lo cual produce un ruido interminable
en las competencias que ha cada nivel administrativo le corresponde. Los
traslapos gubernamentales ocasionan grandes incoherencias procedimentales. El
manejo y desarrollo del territorio gira en torno de paraestatalidades de una
derecha e izquierda absurda. En general, la construcción de una territorialidad
nacional integradora ha sido parsimonica.
Sin embargo y pese al precipitado,
ambicioso y des-organizado proceso de descentralización administrativa del territorio,
la necesidad de expedir la LOOT como carta de navegación a la reorganización
estatal territorial, es una verdad compleja, la cual es demandada por la
convivencia espacial de las entidades territoriales, para lograr comprender el
alcance de sus competencias, sus territorialidades y sus integralidades.
La geografía de la LOOT trasciende
todos los espacios configurados hasta ahora, puesto que, más allá de ser un
instrumento político-administrativo, ella es todo un proceso geográfico, dotada
de complejidades sociales, culturales, económicas, naturales, etc. que le
obligan ha comprender la dinámica tradicional del territorio.
Es posible que el lector considere la
ausencia de otros referentes que quizás pueden haber despejado, con mayor
acierto, las dudas del autor; pero con certeza se logra dejar abierta la
discusión teórica, técnica y política de la importancia que tiene reflexionar
acerca de los alcances que tiene un proyecto de O.T. y de LOOT más integral,
más sensible y más generoso que el definido hasta ahora, para un territorio
compartimentado por sus culturas e idiosincrasias, pero reunido por la
necesidad y el dominio foráneo.
- CONCLUSIONES
· El O.T. esta definido como una alternativa
geográfica que permite lograr la planificación apropiada del orden Nacional
circunscrito al Internacional, de sus objetos, acciones y actores, el cual
satisface la utilización, la relación y la correspondencia de los conceptos
territorio y espacio.
· El O.T.
sigue siendo una estrategia parcializada, que no ha logrado la ocupación racional y sostenible de territorio, lo
que ha sido configurado como uno de los objetivos primordiales que direccionan
su construcción.
· Cualquier
denominación se podría hacer de forma desprevenida para los procesos de
construcción territorial, y legislar con base en ellas, pero no garantizaría la
justa articulación de actores, elementos y actitudes territoriales.
· Las
posibilidades de construcción de territorio cambian a través de la historia,
conforme han cambiado la complejidad de las relaciones de la interacción
social. Localidad y globalidad pueden no “rimar” espacialmente si no son
consideradas las expresiones espaciales de los grupos sociales inscritos en
ellas.
· La
necesidad de articular y de integrar los enfoques e
interpretaciones del territorio y el espacio presentes en el O.T., genera
profundas mezclas por parte de las múltiples perspectivas (disciplinares) que
participan en la construcción del dicho orden; ellas van desde la Ecología,
pasando por la Geomorfología, la Geografía e incluso la Economía y la Política,
las cuales han contemplado la interacción de sociedad y medio natural sobre la
unidad mínima definida como “Municipio”, pero cada una de ellas utiliza sus
argumentos de manera independiente y autónoma, para conocer los aspectos más
relevantes; los argumentos se tornan confusos y poco útiles, puesto que no
aplican a la realidad una lectura medida de sus componentes.
· Las
diferentes dimensiones o sistemas se analizan por separado y luego se
superponen obviando las especificidades de la configuración y la producción
territorial.
· La
Constitución Colombiana define al municipio como la entidad territorial
fundamental de la división y organización político-administrativa del Estado
(C.P. art. 311) pero da cabida a la creación de nuevas entidades territoriales,
sin embargo, estas no han evolucionado a partir de dinámicas internas, sino de
presiones externas.
· La Gestión Integral del Territorio desde la
implementación firme de la LOOT, podría ser una alternativa madura del
instrumento propuesto hace ya cerca de diez 10 años, y que no ha generado un impacto constructivo en las sociedades
que conforman el territorio nacional. El indicador del verdadero orden debe ser
atendido por todos y cada uno de los individuos que configuran y construyen
todos los días territorialidades. Estas cualidades socio-espaciales pueden
convertirse en la alternativa geográfica más adecuada para articular los
fenómenos, procesos y prácticas espaciales manifiestos en un territorio con diferentes
territorialidades.
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