Pico y Placa en Villavicencio: un indicador de improvisación

Pico y Placa en Villavicencio: un indicador de improvisación

MSc. JORGE ALESSANDRI ROMERO NOVOA
Ingeniero Catastral y Geodesta
Director Especialización en Gestión Ambiental Sostenible
Universidad de los Llanos

Hace cerca de 15 años que en el área urbana de Villavicencio se concentran y cargan diferentes dinámicas comerciales y residenciales producto de la creciente actividad petrolera impuesta en la Región, señalando un escenario propicio para la implantación de nuevos habitantes, diversos recursos y fragmentarias modalidades de transporte, lo cual estimula la improvisación política con asiento en la conveniencia, la urgencia y la necedad. De tal forma que el municipio configura su espacialidad urbana mediante la relación de territorios añosos (y a su vez estratégicos para ingresar a la llanura metense) con modelos económicos cargados de una inadecuada intervención desde la planificación. Todo esto advierte la necesidad de orientar la planificación urbana como instrumento básico para proyectar el crecimiento y el desarrollo tendencial de la ‘ciudad’[1] Villavicense como epicentro de fenómenos migratorios, administrativos y económicos de la región.

Así ha sucedido desde el inicio del nuevo milenio, la llegada de nuevos pobladores ha dispuesto espacios fragmentados que se localizan sobre las vías intermunicipales (hacia Acacias, Restrepo y Puerto López), edificaciones periféricas como racimos urbanos y grandes superficies colindantes sobre vías elementales; todo ello ha impulsado una administración de lo urbano que solo ve en la expansión la alternativa para depositar tantos individuos, vehículos y actividades económicas. La morfología urbana representa una amalgama de lo nuevo con lo antiguo donde lo primero esta representado en ‘invasiones’  legales o ilegales sobre suelo urbano-rural.

Resulta importante comprender el alcance de la anterior afirmación; la morfología urbana[2] de la ‘ciudad’ de Villavicencio parece un ‘escorpión’ con sus ‘tenazas’ hacia el sur y su ‘cola’ hacia el noroccidente (Figura 1). El analizar la figura de esta manera permite comprender que el ‘cuerpo’ se amplía hacia sus extremidades con unas delgadas líneas (vías sin especificaciones técnicas adecuadas con una calzada en cada sentido y sin espacio público adecuado) que remata en una abultada ‘tenaza’ urbana sin secuencia con el trazado original (urbanizaciones nuevas con fenómenos simultáneos de aglomeración y fragmentación), lo cual evidencia asimetrías en la movilidad con un sistema de transporte complejo, saturado y ordinario.

Continuando con la analogía anterior, la ‘cola’ del animal se encuentra recogida o en forma de arco mostrando un extremo del suelo urbano del municipio que sigue la vía antigua hacia Bogotá, la cual esta superpuesta a una topografía irregular con diferentes tipos de manzaneo, edificación y construcción, los cuales tampoco responden a una completa planificación. El ‘cuerpo’ concentra un desarrollo urbano a partir de la plaza principal con líneas radiales que se desprenden hacia fuera por tres ejes: vía centro-Montecarlo, vía centro-avenida Puerto López y vía centro-avenida Catama, principalmente, sobre los cuales se implantan edificaciones y usos misceláneos.

 Figura 1. Una idea de la forma urbana de Villavicencio. Imagen de Google Earth. 2014.

Con tal suerte, que el crecimiento de la ‘ciudad’ en el nuevo milenio se ha caracterizado por la disposición espontánea de los elementos urbanos, carentes de una lógica espacial que se dé desde el ordenamiento y la planificación. Los diferentes grupos poblacionales han construido un imaginario colectivo de ‘desafío’, ‘supervivencia’, ‘anarquía’ y ‘confrontación’[3], no hay algo más ausente que la cultura sobre lo urbano. Con todo lo anterior pensar que en realidad Villavicencio es una ‘ciudad’ es cuestionable; aún así las autoridades municipales se empecinan en darle ese título y lo que es más insensato, tomar medidas a tal nivel.

Pese al escenario espaciotemporal puesto de manifiesto anteriormente y de los resultados mostrados por la Universidad Nacional[4] en noviembre del año 2013, en el presente mes de enero se comunicó a todos los Villavicenses (con una ingenua y superflua seguridad) la medida que adoptará la administración municipal de implantar el uso del Pico y Placa a partir del 03 de febrero del año 2014, como instrumento estratégico para la movilidad de la ‘ciudad’; algo a toda luz desconcertante si se tiene en cuenta que hablar de pico y placa en Villavicencio es poner de manifiesto un indicador de poca planeación y mucha improvisación.



[1] Una categoría que resulta a toda luz exagerada y ambigua, puesto que Villavicencio en su suelo urbano no adquiere el componente cultural fundamental y tradicional para hablar de ciudad: socioespacialidad, ciudadanía e inclusión social.
[2] Entendida como el conjunto de formas que tiene el plano urbano en relación con sus espacios construidos y espacios libres.
[3] En relación con un modo de vida urbano coherente, con uso adecuado de las vías, el (poco) espacio público, los usos adecuados, las normas de construcción permitidas, el civismo y la inclusión.
[4] Institución contratada por la alcaldía municipal de Villavicencio para realizar el Plan de Movilidad Urbana en el cual pusieron de manifiesto que como resultado de la morfología descrita, una movilidad urbana enfocada a los peatones (25%), los ciclistas (7%) y los pasajeros de transporte público (32%).

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